martes, 19 de julio de 2011

UNA FACILIDAD POCO USUAL. CASO No. 1

Por lo general, el orgasmo es algo que gran parte de las mujeres no logra con facilidad. Muchas requieren de condiciones particulares, tanto de la pareja como del ambiente, para que esta respuesta pueda presentarse.




Caso No. 1




Una mujer de 20 años, soltera, estudiante universitaria, con una relación estable de noviazgo, y que expresa gran temor ante la posibilidad de tener su primer contacto sexual. Ella entiende que eso va a ocurrir pronto, que es difícil retrasarlo más. Y es que de sólo estar cerca de su novio la invaden múltiples sensaciones que amenazan a cada momento con un estallido de placer; y cuando de pie los dos, él la abraza, el estallido ocurre en una sucesión de dos o tres orgasmos repetidos que la hacen literalmente desvanecerse. Aunque nunca ha tenido relaciones sexuales, conoce muy bien lo que son las sensaciones del orgasmo a través de la masturbación, la que realiza con cierta frecuencia desde su adolescencia. Esta forma de ella responder al abrazo del novio la ha llevado a limitar tanto las ocasiones como la forma de bailar, por temor a que uno de esos desvanecimientos le ocurra en la pista de baile. Y si eso es así, piensa ella, qué será después que tenga sexo por primera vez. Se ve dominada por la imposibilidad de controlarse y deseando más cada vez con hombres diferentes. Esto la aterroriza porque entraña la posibilidad de prostituirse, de acuerdo a su apreciación, y esa probabilidad choca de frente con sus concepciones morales; en este contexto, no ve mal el masturbarse porque entiende que es un hecho normal.




Comentario




Si existiese una denominación diagnóstica para este caso, sería la de Orgasmo precoz o prematuro, como contraparte de lo que en el hombre se clasifica como Eyaculación Precoz o Prematura. Y precisamente es esa extrema facilidad orgásmica lo que la llena de miedo y temor. Les ha preguntado a otras, ha indagado con amigas y conocidas, y no ha encontrado a nadie así, sólo ella; y en esa singularidad, en ese no más nadie, es que ve ella que alguna anormalidad debe tener.




El temor de esta joven recuerda otros temores que pueden verse en la práctica psiquiátrica. Hijos de alcohólicos, por ejemplo, pueden llegar a desarrollar un terror a probar el aocohol porque entienden que si lo prueban ya no podrían controlarse y se impondría su herencia biológica. Este mismo temor se maneja en la institución de Alcohólicos Anónimos para lograr la sobriedad de sus miembros. Por eso los de este grupo se dicen cada día que hoy no van a tomar y que mañana será otro día, lo que repetido temprano en cada jornada los preserva de volver al alcohol: el temor tiene aquí un valor preventivo. Y se sabe de violadores y paidofílicos que desde la cárcel han expresado que no los dejen libres porque volverían a hacer lo mismo. Pero estos ya han cometido los hechos, en tanto que nuestra joven no, por lo que su temor es un temor a priori, un temor anticipatorio, una especie de señal de alarma de lo que podría venir.

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