miércoles, 20 de julio de 2011

Al placer con un desconocido. Caso No. 4

El placer tiene sus enigmas. A veces para obtenerlo se necesita conocer bien a la otra persona, amarla, admirarla, sentirse parte de ella; pero en otras ocasaiones no es así, y el placer viene con un desconocido, con alguien a quien se ve por primera vez.

Caso No. 4

Mujer de 30 años, en unión consensual, dos hijos, nivel de Primaria, labores del hogar. Vive desde hace ocho años con un hombre que trabaja como obrero no cualificado en una industria del sector de Herrera. En ese tiempo ha tenido tres aventuras fuera del marco de su unión consensual, todas de sólo una vez, de nada más una ocasión, con hombres a los que nunca más ha vuelto a ver. Y en las tres ocasiones ha conocido al hombre de manera casual, cuando salía a realizar alguna diligencia propia de la casa. Incluso, en una de ellas había salido a llevarle la comida a su marido, comida que ella misma le había preparado. Cuando esperaba un transporte público, pasó un hombre en su carro y le hizo señas sugiriendo que la llevaba. Ella accedió, y con su cantina en las manos, subió al carro. En el trayecto le refirió que llevaba la comida de su marido, porque éste sólo disponía de una hora para comer, y por la distancia no podía ir a la casa. Todos los días ella hacía lo mismo: prepararle y llevarle la comida. Y los dos comían juntos, en la explanada frontal de la industria. Al terminar, ella regresaba a la casa para continuar con las labores cotidianas.

Ya casi al llegar, faltando apenas dos cuadras, comentó que todavía quedaban unos 45 minutos para la hora de la comida; y como refirió, este comentario lo hizo porque no había notado en el hombre algún interés hacia ella, y había empezado a sentir que ésa era otra oportunidad que se le presentaba y que no podía desperdiciarla. El hombre parece que entendió el sentido de ese comentario, parece haber peercibido el deseo y la necesidad ocultos tras esa en apariencia inocente expresión. Minutos después, entraban al reservado de un hotel. Y ahí todo ocurrió. Esa mujer alcanzó, en dos ocasiones sucesivas, la cima de su placer... y la cantina esperando en silencio el momento en que llegaría, como todos los días, a su destino, y sería testigo de otra comida familiar en los frentes de la nave industrial.

Comentario

En los años de vida marital que tenía, nunca había alcanzado el orgasmo; esto sólo había ocurrido en esas tres aventuras ocasionales, inesperadas, con hombres desconocidos. Y ella sentía querer a su marido, sentía tener amor por ese obrero que vivía para su casa, que era responsable con el sostenimiento del hogar, y a quien ella no le había conocido otra mujer. Pero eran oportunidades que se presentaban..., y su historia le decía que sólo en situaciones como ésas era que ella vivía y sabía lo que era el placer.

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