domingo, 24 de julio de 2011

El poder de la fantasía

Los cuatro casos que vienen a continuación, del número 6 al número 9, corresponden a cuatro mujeres, que ya sea para alcanzar orgasmo o para que éste sea de de mayor intensidad, necesitan recurrir a la fantasía, al uso de la imaginación. Ella lo es todo, o bien, permite trascender el momento presente del contacto físico.


Caso No. 6

Es una mujer de 38 años, casada, cuatro hijos, nivel escolar de Secundaria. Su vida conyugal está dentro de lo usual, sin sobresaltos aparentes, que en sus 18 años de matrimonio ha conocido una sexualidad rutinaria con experiencia de orgasmos ocasionales. Y para esta mujer, de apariencia común, sus grandes orgasmos los alcanza sentada a la mesa, en los momentos en que junto a su esposo e hijos comparte la comida del mediodía. Mientras comen, ella imagina que debajo de la mesa hay un hombre, cualquier hombre, no uno que ella conozca, y que lentamente le abre las piernas, la besa por sus muslos, le quita su prenda más íntima, y aplica su boca, labios y lengua por todo su pubis,por sus genitales, y en especial en esa carnosidad superior que es para ella el máximo centro de placer. Y todos siguen comiendo, y todos hablan, y nadie se da cuenta que esa madre y esposa que tan diligentemente preparó esa comida, está excitadamente concentrada en esa fantasía, en ese hombre imaginario a quien ella le va impartiendo, mentalmente, la orden de que le haga lo que todos están haciendo en ese momento: "¡cómeme, cómeme¡", y esa orden la va alternando con otra que se da a sí misma: "¡como, como¡" ; y de esa manera, ese "¡como, cómeme¡", repetidos constante e insistentemente a lo largo de la comida, la van preparando para ese momento final que llega después que todos se han levantado, han salido, y ella queda sola, en apariencia recogiendo la mesa, pero en realidad sola con sus emociones, sola con ése su hombre, que sólo vive para ella,precisamente en esos momentos en que todos viven para comer. Y aunque algunas veces el orgasmo la ha sorprendido antes que los demás se levanten, nadie se ha dado cuenta, porque esos orgasmos son silenciosos, apenas un quejido poco audible, que fácilmente puede perderse en el barullo de final de la comida.

Comentario

Este es un caso de fantasía heterosexual, pero de sexo oral, que ocurre dentro del ambiente que quizás mejor define la unión familiar, que es el momento de la comida del mediodía, cuando la familia se sienta en torno a la mesa. Essta mujer inserta su amante imaginario en ese momento. Y ese amante sólo le proporciona placer a ella, sin procurar el suyo propio. Por este ingrediente, podría pensarse que esta mujer ha percibido siempre al sexo como algo que está al servicio del hombre, para el placer del hombre. Para ella, el sexo es egoístamente masculino, y talvez la elección del momento de la comida representa la mejor venganza contra eso, ya que también la comida es algo que ella prepara, principalmente, para el gusto y satisfacción de los otros. Y esto puede llevar, quizás, a una generalización que permita comprender uno de los factores que pueden incidir en por qué muchas mujeres llegan a preferir el sexo oral a ellas más que la penetración: el primero es para ellas, lo segundo para ellos. Es notorio, además, el control que esta mujer ha logrado conseguir sobre la manifestación de su orgasmo; quizás sus años de matrimonio la han llevado a ello.

Aunque fisiológicamente el orgasmo es contracción de grupos musculares de la vagina (en especial del tercio externo), del útero y del periné, así como potenciales eléctricos cerebrales particulares, por lo general tienden a producirse quejidos, rumiaciones, vocalizaciones, y a veces verbalizaciones incoherentes e incongruentes. Y es tal la intensidad que pueden llegar a alcanzar todas esas expresiones, que en uno de esos tantos hoteles de paso que tiene la ciudad se vieron precisados a colocar un letero en la hoja interior de la puerta con la inscripción "CONTROLE SU PAREJA", en obvia alusión al hombre para la mujer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario