sábado, 20 de agosto de 2011

Al placer por el teléfono. Caso No. 10



Es una mujer de 24 años, soltera, dos hijas, empleada privada, nivel académico de Secundaria; dos uniones maritales, la primera por matrimonio, la segunda consensual. Llega al orgasmo en el mayor número de sus relaciones sexuales, y lo ha conocido ampliamente en sus uniones maritales. Incluso esa característica ha sido motivo para que sus parejas dudasen, en algún momento, de su fidelidad. Y además, tiende a masturbarse con relativa frecuencia, y en cada una de éstas consigue su máximo placer. Y gran parte de este placer lo obtiene al masturbarse frente al hombre, porque le gusta en extremo que la vean en ese momento. Sin embargo, las cosas tomaron un giro distinto después de haber conocido a un hombre, cliente del lugar donde en ese entonces ella trabajaba. En esos días tenía unos meses de haber terminado su matrimonio, de haberse divorciado. El hombre le fue simpático, agradable, e intercambiaron sus números telefónicos. El fue el primero en llamar, y ella sintió, desde esa primera vez, algo extraño al escuchar la voz del hombre, algo que no podía precisar, y que no sabía si era por el tono, el timbre u otra característica de esa voz.Pero lo cierto fue que no quiso colgar, quería seguir hablando pues se sentía inmersa en algo muy bueno. Al terminar, y un tanto sorprendida por su reacción, pensó que quizás se debía a que había hablado acostada en la cama, donde descansaba, sólo en ropa interior, después de haberse dado un refrescante baño. Pero recordó que otras veces había hablado en situación parecida sin experimentar las reacciones que en esta ocasión tuvo, aunque, eso sí, sólo había sido con amigas y conocidas. Pero ahora no quiso esperar a que él la llamara, y dos días después, ella lo llamó. Después de los convencionales ¿cómo estás?, ¿cómo van las cosas?, y expresiones parecidas, cuando él le preguntó luego de una breve pausa ¿y cómo estás ahora?, ella entendió que esa era la pregunta clave, la que ella necesitaba escuchar para encauzar la conversación por el sendero que sus íntimos deseos la urgían. Y le dijo que acababa de bañarse, que se sentía muy fresca, y que estaba acostada en su cama..., y como hubo un silencio que a ella le pareció eterno, pronto le dijo, recurriendo a toda su entereza y arrojo "y estoy sólo en bata". Y todo empezó. A partir de ahí, se llaman para complacerse, para gratificarse ,para sumergirse en esas palabras, expresiones, susurros y quejidos, que llevan a los dos a obtener el placer que buscan.

Con el paso de los días, la realidad del teléfono fue imponiéndose a la realidad real. Y el placer obtenido en esas conversaciones fue desplazando al que obtenía con su pareja conyugal, en la nueva unión marital que tuvo después de su divorcio. Nunca quiso verse con ese hombre, quiso que quedara para siempre como la voz que la llenaba de los más grandes placeres. Entendía que si salía con él, lo iba a reducir a su verdadera realidad, y terminaría siendo como cualquiera de sus dos parejas. No quería que perdiera su encanto, su magia. Y además, con él, con su voz, satisfacía sus más íntimas fantasías, como era que otra mujer la besara y acariciara, mientras él,encima de ella, la penetraba, y que él la tirase boca abajo, y en posición cuadrúpeda, la penetrase por el ano. Esta última fantasía le producía el más intenso de los placeres, llevándola casi a la pérdida del conocimiento, a la confusión, a un balbuceo ininteligible, a decir cosas que después no podía recordar, y a dejarla luego en una especie de sopor, del que se iba recuperando lentamente para luego quedar dormida. Y esta fantasía era de tal intensidad que ella podía sentir el dolor del instante en que se producía la penetración anal. No podía renunciar a eso, debía seguir así siempre, por siempre y para siempre, ella y la voz.

Comentario

Este caso pone de relieve la posibilidad de que una relación vivida en fantasía puede llegar a sustituir a una relación física real, al tornarse más placentera y gratificante, en especial cuando hay algún grado de dificultad o imposibilidad de una de las partes de funcionar en el mundo real.

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