miércoles, 5 de octubre de 2011

Mirar, sólo mirar

Ciertas personas se gratifican sexualmente sólo con mirar a otras en momentos de intimidad, bien sea que estén solas o en pareja teniendo relaciones. Ya vimos en el caso no. 13 un ejemplo de ello, en el que una de las dos mujeres se gratificaba masturbándose mientras miraba a su amiga tener sexo. En términos generales, esto es más frecuente en hombres, y su forma habitual es la de espiar a mujeres cuando están en el baño o en su habitación o en cualquier otro lugar, sin que sepan que las están observando. Los recursos y la preparación del individuo pueden darle un toque particular a esta condición.



Caso No. 15



Es un hombre de 29 años, soltero, no hijos, profesional universitario, que cursa el último año de una especialidad. Su vida sexual ha sido escasa, sin haber tenido una relación estable. Desde hace varios años obtiene su placer observando parejas de hombre y mujer mientras tienen relaciones sexuales. El hombre es siempre un amigo, un conocido; la mujer, una prostituta a quien él le paga su servicio. Los lleva a su apartamento, les brinda bebida y comida, los atiende bien, y una vez que todo está listo para que la pareja empiece, él se encierra en el baño contiguo a la recámara, y desde ahí, cómodamente sentado en un pequeño sillón, contempla la escena a través de una abertura cuidadosamente disimulada en la puerta. Previamente les ha dado las instrucciones de lo que tienen que hacer, que incluye un amplio repertorio de caricias, tanto manuales como orales, y les hace hincapié en que lo último debe ser el coito, pero sin eyaculación, ya que ésta tiene que ser en el exterior, sobre el cuerpo de la mujer, en un área previamente seleccionada por él, y que varía en las diferentes ocasiones. Mientras todo eso ocurre, él se masturba, administrándose de manera tal que su final se produzca al unísono del final del hombre.



Comentario



El hombre es más propenso que la mujer a excitarse sexualmente a través de la vista, por lo que ve. Es raro, por ejemplo, que estando una pareja en una habitación, sea el hombre el que apague la luz o pida que esto se haga. Por lo general, el hombre quiere ver, eso le excita; la mujer, en cambio, prefiere la penumbra, una luz tenue o ninguna luz, quizás porque eso le brinda una mayor sensación de intimidad, de privacidad, lo que la mayor parte de las veces es esencial para la concentración necesaria que llevará finalmente al orgasmo.



Este caso mantiene un ingrediente también visto en el caso 13: el de autocomplacerse mientras se mira a una pareja teniendo relaciones sexuales. Y en ambos podría pensarse en un componente homosexual. En éste, está en que el hombre tiene que eyacular fuera de la vagina, sobre el cuerpo de la mujer, y es cuando este profesional observa eso que entonces él hace lo propio. Podría agregarse a esta interpretación que el hombre de la pareja es siempre un amigo o conocido del profesional. Sin embargo, esto parece obedecer más bien a la facilidad de conseguirlo, y a que, por eso, no tiene que pagarle a él su servicio.

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